DIABETES TIPO 1: UNA VISIÓN INTEGRATIVA DE LA ALIMENTACIÓN INFANTIL

La diabetes tipo 1 (DT1) es una enfermedad autoinmunitaria que cambia de forma radical la vida de quienes la padecen y de sus familias. Desde mi experiencia como padre de una niña con esta condición, he podido comprobar cómo una alimentación adecuada y un estilo de vida saludable son esenciales para el control de las glucemias y para mantener un bienestar general.

En nuestra familia, aunque antes del diagnóstico ya llevábamos una alimentación bastante correcta, este nos llevó a adoptar un enfoque de alimentación basado en un consumo low carb o evolutivo, con alimentos de un solo ingrediente y de origen natural. Este tipo de alimentación incluye carnes, pescados, mariscos, verduras, frutas, tubérculos, frutos secos y algunos cereales sin gluten. Evitamos alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos y harinas refinadas, ya que estos provocan fluctuaciones bruscas de glucosa y exigen una mayor dosis de insulina, complicando la gestión de la enfermedad. Esto genera más estrés y ansiedad tanto para nuestra hija, que no se siente bien en esos estados de montaña rusa glucémica, como para nosotros, sus padres.

La estabilidad glucémica, al final, es también estabilidad mental.

Gracias a este tipo de alimentación, hemos podido gestionar mejor la enfermedad y reducir las complicaciones a largo plazo. De hecho, llevamos casi cuatro años desde el diagnóstico, y cada tres meses le realizan la prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c), que indica el promedio de glucosa en los últimos tres meses:

• Normal: Menos del 5.7%
• Prediabetes: Entre 5.7% y 6.4%
• Diabetes: 6.5% o más

Estos son los valores estándar, aunque personalmente prefiero mantenerlos incluso un poco más bajos. Mi hija nunca ha superado el 5.8% en estos cuatro años, moviéndose entre el 5.5% y el 5.8%. Esto es importante, no solo para personas con patologías, sino también porque cada vez hay más niños sin diabetes que tienen valores de 5.6- 6%, algo preocupante.

Alimentación infantil más allá de la diabetes

Este enfoque no debería ser exclusivo para quienes padecen patologías. En realidad, todos los niños merecen una alimentación basada en nutrientes de calidad. La infancia es una etapa crítica para el desarrollo físico y cognitivo, y lo que comen ahora influirá profundamente en su salud futura. La alimentación moderna, por llamarla de alguna manera, está cargada de azúcares, aceites vegetales refinados, aditivos y colorantes, sustituyendo alimentos densos en nutrientes como verduras frescas, proteínas de calidad y grasas saludables.

El bombardeo de mensajes que promueven alimentos ultraprocesados ha generado hábitos poco saludables en la infancia, aumentando el riesgo de enfermedades metabólicas y autoinmunitarias. Solo hace falta mirar a los compañeros de clase de
nuestros hijos y ver cuántas intolerancias y enfermedades autoinmunitarias hay hoy en día. Sin embargo, todos los niños, tanto sanos como con alguna patología, merecen una dieta que les aporte estabilidad energética y los nutrientes esenciales para un crecimiento óptimo.

Enfermedades autoinmunitarias: El papel del intestino

Es importante destacar el papel fundamental del intestino en el desarrollo de enfermedades autoinmunitarias. El intestino es una de las barreras más importantes del cuerpo, no solo para la digestión y absorción de nutrientes, sino también como línea de defensa inmunológica. Una barrera intestinal sana es clave para proteger al cuerpo de patógenos y moléculas que pueden desencadenar respuestas inmunes anómalas.

La teoría del "intestino permeable" sugiere que el daño en la barrera intestinal, causado por una dieta rica en gluten, aditivos, colorantes y aceites vegetales procesados, permite el paso de moléculas no deseadas al torrente sanguíneo. Estas moléculas pueden desencadenar inflamación sistémica y activar el sistema inmunológico, contribuyendo al desarrollo de condiciones autoinmunes. Aunque la predisposición genética es un factor importante, los desencadenantes ambientales, como la alimentación, la microbiota intestinal, el ambiente moderno repleto de luz artificial y la escasa exposición al sol, juegan un papel crítico en la aparición de estas enfermedades.

Enfoque integrativo para la salud infantil

Es esencial cuidar cada aspecto de la vida de un niño: no solo la alimentación, sino también el sueño, el ambiente, el ejercicio físico, el manejo del estrés y el bienestar emocional.

La alimentación rica en nutrientes debe ser la base de una vida sana, complementada con una correcta exposición al sol. Proteínas de alta calidad, grasas saludables (como el aceite de oliva, aguacate, frutos secos y pescado azul) y una abundancia de vegetales frescos ayudan a mantener un estado de salud óptimo y a proteger la integridad del intestino.

Este enfoque alimentario puede parecer radical en una sociedad acostumbrada a lo rápido y procesado, pero nuestra experiencia ha demostrado que es posible y beneficioso.

En nuestro día a día, hemos descubierto que una dieta simple y basada en alimentos naturales no solo mejora el control de la glucosa, sino que también fomenta un estado de energía estable y un mejor estado de ánimo.